¿Sabes? Creo que ya se por qué te quiero.
No es porque hagas las cosas fáciles, no, sino simplemente porque haces que valga la pena hacerlas. No es por cómo fue el día que te conocí, ni por todos los siguientes. Es porque hoy, sorprendentemente, sigues conmigo. No es porque tengas esa sonrisa o esas maneras. Es porque, aunque te cueste creerlo, se han convertido en las únicas que quiero ver cuando acaba la semana. Ya se que últimamente se ha vuelto demasiado común hablar de estas cosas, pero el caso es que necesitaba soltarlas. Puede que ni tú pienses igual sobre mí y que yo, como siempre, esté colgando de un sueño…
Pero alguien me dijo una vez que si crees que algo merece la pena,
hay que apostar por ello.
Y yo aunque pierda, contigo lo tengo todo no teniendo nada.
Que la vida no se mide por el número de veces que respiramos,
sino por el número de momentos que nos dejan sin respiración
y aunque me duela siempre voy para adelante, te lo juro,
si alguna vez me ves retroceder, será que estoy cogiendo impulso.
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